jueves, 31 de enero de 2019


CONDUCTOR  ò  PASAJERO

No conozco a nadie que se angustie observando un atardecer, en ese momento, mentalmente,  entramos en modo off,  seguramente porque nos hallamos en un lugar donde no hay nada que hacer, donde nada se necesita. Gran incógnita¡¡¡.  Podríamos pensar que esto sucede así porque es distinto del  día a día que nos  confronta, donde ponemos a funcionar  nuestra querida mente, donde nos convertimos en animales urbanos y entramos en modo supervivencia, y aunque es cierto, mi respuesta es que hemos aprendido a actuar demasiado  y poco a observar.
 Nuestro Pepito Grillo y demonios internos, nos condicionan, vamos quitando clavos con familiares, compañeros de trabajo, pareja, conocidos y poniendo parches.

Pensamos y creemos, que poseemos la verdad y que todo lo que observamos es real y eso nos calma, “vaya control tenemos”. Uff, que alivio, menos mal que estoy a salvo ¡¡¡. Estamos convencidos de que conducimos nuestras vidas, sobre todo cuando neciamente pensamos que según vemos lo de fuera, eso que me entorpece, me condiciona o hace daño, soy capaz de controlarlo.
Dice el TAO, que es el camino lo que importa, y yo añado que también el caminante, que para mí es el Inconsciente, el a temporal, el que a través de las memorias, traumas, aprendizajes, comportamientos heredados y actitudes, genera un tipo de emociones, que hace que vivamos y nos relacionemos de una forma determinada, no sólo con los demás, sino con uno mismo.
Si además,  vivimos condicionados por lo exterior, si conformamos nuestras emociones desde lo que creemos o nos hacen creer, si nos movemos desde la astucia, la culpa, supervivencia y lucha para que no nos devoren, jamás encontraremos la tranquilidad en nuestro interior, seremos fagocitados por nuestros pensamientos, por nuestra mente.

Mi reflexión es: Seamos los pasajeros de nuestras vidas, decidamos dónde, cómo y porque llegar?.  Seamos coherentes, escojamos las diferencias que nos definen, como algo enriquecedor y genuino, intentemos no confrontarnos, busquemos ese sosiego en nuestro interior.
Aprendamos a perdonar, habitando en el reino del amor, donde vivir y jugar es lo mismo, reconociendo lo que fue, lo que hemos vivido, lo que ha marcado nuestra vida, como algo predestinado, solo así, podremos  abandonar el pasado, que condiciona nuestro presente y regresar inmaculados para reconocer el momento y movernos desde ahí, de lo contrario, siempre viviremos presos de nuestros pensamientos que son la cara oculta del pasado. Pongámonos en modo off con ellos.

RECONOZCAMOS NUESTRO ATARDECER INTERNO Y  DISFRUTEMOS DEL CAMINO, que en realidad ya está escogido……….

 SIEMPRE SEREMOS  PASAJEROS¡¡¡

ELSA
                                                                      

1 comentario:

  1. Los atardeceres son la expresión del lenguaje de la vida traducido a esa paz que a veces experimentas al salir de la parte mental.
    Como siempre, genial!!!

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