CONDUCTOR ò PASAJERO
No conozco a nadie que se angustie observando un atardecer, en
ese momento, mentalmente, entramos en
modo off, seguramente porque nos
hallamos en un lugar donde no hay nada que hacer, donde nada se necesita. Gran
incógnita¡¡¡. Podríamos pensar que esto sucede
así porque es distinto del día a día que
nos confronta, donde ponemos a funcionar
nuestra querida mente, donde nos convertimos
en animales urbanos y entramos en modo supervivencia, y aunque es cierto, mi
respuesta es que hemos aprendido a actuar demasiado y poco a observar.
Nuestro Pepito Grillo
y demonios internos, nos condicionan, vamos quitando clavos con familiares,
compañeros de trabajo, pareja, conocidos y poniendo parches.
Pensamos y creemos, que poseemos la verdad y que todo lo que
observamos es real y eso nos calma, “vaya control tenemos”. Uff, que alivio,
menos mal que estoy a salvo ¡¡¡. Estamos convencidos de que conducimos nuestras
vidas, sobre todo cuando neciamente pensamos que según vemos lo de fuera, eso
que me entorpece, me condiciona o hace daño, soy capaz de controlarlo.
Dice el TAO, que es el camino lo que importa, y yo añado que
también el caminante, que para mí es el Inconsciente, el a temporal, el que a
través de las memorias, traumas, aprendizajes, comportamientos heredados y
actitudes, genera un tipo de emociones, que hace que vivamos y nos relacionemos
de una forma determinada, no sólo con los demás, sino con uno mismo.
Si además, vivimos
condicionados por lo exterior, si conformamos nuestras emociones desde lo que
creemos o nos hacen creer, si nos movemos desde la astucia, la culpa, supervivencia
y lucha para que no nos devoren, jamás encontraremos la tranquilidad en nuestro
interior, seremos fagocitados por nuestros pensamientos, por nuestra mente.
Mi
reflexión es: Seamos
los pasajeros de nuestras vidas, decidamos dónde, cómo y porque llegar?. Seamos coherentes, escojamos las diferencias
que nos definen, como algo enriquecedor y genuino, intentemos no confrontarnos,
busquemos ese sosiego en nuestro interior.
Aprendamos a perdonar, habitando en el reino del amor, donde
vivir y jugar es lo mismo, reconociendo lo que fue, lo que hemos vivido, lo que
ha marcado nuestra vida, como algo predestinado, solo así, podremos abandonar el pasado, que condiciona nuestro
presente y regresar inmaculados para reconocer el momento y movernos desde ahí,
de lo contrario, siempre viviremos presos de nuestros pensamientos que son la
cara oculta del pasado. Pongámonos en modo off con ellos.
RECONOZCAMOS NUESTRO ATARDECER INTERNO Y DISFRUTEMOS DEL CAMINO, que en realidad ya
está escogido……….
SIEMPRE SEREMOS PASAJEROS¡¡¡
ELSA