lunes, 3 de diciembre de 2018


EL PATO  "CUAC"


En una ocasión una amiga religiosa, me dijo: No es importante ser bueno, sino sentirse libre, pero sólo la VERDAD te hará libre. Hoy sé que aquello, no tenía ningún matiz religioso, se trataba de verdades absolutas que ayudan a liberarnos de la culpa y las sombras, que hacen que vivamos desde la más oscura intimidad.
Cuando era adolescente y vivía en ese mundo ideal que todos conocemos, me alteraba mucho observar como los adultos consumían energía y tiempo quejándose o criticando a los demás, no importaba si eran personas queridas o no, la queja estaba siempre servida, y yo no llegaba a entender que hacía la otra persona para ser tan censurable.
Hoy puedo decir que NADA.., porque lo que vemos fuera, en el otro, aquello que nos ofende, escandaliza o nos hace entrar en ira, no es más que la  proyección de uno mismo, de nuestros miedos, carencias y falsas culpas.

Atacamos a la otra persona, porque proyectamos la lucha, la no aceptación y la frustración, pero, TODO LO QUE SE PRESENTA ANTE NOSOTROS REPRESENTA NUESTRA CONCIENCIA, SI LO VEMOS ES PORQUE LO TENEMOS, sea positivo o negativo.

Es duro aceptar esto, sobre todo porque cuanto vemos en los demás, se siente tan verdadero¡¡¡¡¡

A modo de ilustración te dejo esta fábula: “Había un pato, que saludaba con un CUAC, a los que pasaban junto a él. El primero en hacerlo fue un cantante, que al oírle le dijo: que detalle cantarme esta canción. Luego pasó una mujer obesa, al oírle graznar, le regañó diciéndole, siempre pidiendo comida, cíñete a tu dieta. Por último pasó un intelectual que al oírle le dijo, siempre haciendo preguntas, que tal alguna respuesta para variar?

CADA UNO VEÍA AL PATO BAJO EL PRISMA DE LA PERCEPCIÓN DE UNO MISMO

Mi reflexión es: Todo lo que se pueda pensar, sentir, crear o experimentar, está dentro de uno mismo. La única realidad y verdad es la que está en nuestro interior, como seres únicos. Nadie tiene poder sobre nosotros, no existe ningún mundo aparte del que deseemos crear.
Si somos capaces de cambiar lo que queremos ser, también nuestro exterior cambiará.
Es entonces cuando surgirá la paz interior y la LIBERACIÓN, que nos permitirá vivir un poco más desde la aceptación de lo que somos, guiados por la serenidad de nuestra Alma.